Darle la Bienvenida al Miedo! Cómo Usarlo a Nuestro Favor
Me tiembla todo el cuerpo y tengo las piernas atadas. No puedo caminar solo. Me muero de miedo. Entre dos negros grandotes me llevan en andas hasta el centro del puente. Dudo. Pienso. Racionalizo. Por momentos tengo el impulso de frenar todo y echarme atrás. ¿Para qué garcha estoy haciendo esto? Me replanteo internamente la decisión que tomé, pero igualmente el plan sigue su curso. Me caen gotas de sudor por el cuerpo. Se terminan los chequeos y empieza la cuenta regresiva. T