top of page
Extraordinaria%20Mente%20Logo%20Branding
  • Foto del escritorLeo Nabel

Darle la Bienvenida al Miedo! Cómo Usarlo a Nuestro Favor



Me tiembla todo el cuerpo y tengo las piernas atadas. No puedo caminar solo. Me muero de miedo. Entre dos negros grandotes me llevan en andas hasta el centro del puente. Dudo. Pienso. Racionalizo. Por momentos tengo el impulso de frenar todo y echarme atrás.


¿Para qué garcha estoy haciendo esto?


Me replanteo internamente la decisión que tomé, pero igualmente el plan sigue su curso. Me caen gotas de sudor por el cuerpo. Se terminan los chequeos y empieza la cuenta regresiva.


Tres. Dos. Uno. Siento un leve empujón en mi espalda y caigo al vacío.


La adrenalina atraviesa todo mi cuerpo. Estoy en el aire. Grito como un desesperado. Estoy indefenso. Entregado. El control de mi vida se lo cedí a una cuerda atada a mis tobillos. Tengo los brazos abiertos y me siento vulnerable, sin control. Pasan los segundos y sigo cayendo. Se me acaba el aire y dejo de gritar. Veo debajo mío el río. A mis costados la majestuosidad de las montañas. Estoy a punto de llegar al agua pero de repente siento un tirón en mis piernas.


Me relajo al darme cuenta que el sistema de control funcionó. El rebote del salto me hace subir, y en pocos segundos vuelvo a caer nuevamente. Ahora estoy más tranquilo. Disfruto los segundos que me quedan y juego moviéndome para los costados con mi cuerpo. Veo los pájaros pasar y observo boca abajo lo espectacular del paisaje. No se escucha nada, solo vacío. Quedó tendido en la nada hasta que de a poco llegan a rescatarme y me suben a la plataforma.


Fueron solo unos segundos pero me siento tremendamente poderoso. Se me sale el corazón del pecho.


Me siento la persona más valiente del mundo.


¨Soy un sobreviviente del bungee jumping más alto del mundo¨ pienso para mis adentros.


Abrazo a cual persona se me cruza en el camino y agradezco en inglés a todos los colaboradores que me prepararon. Me siento en deuda con ellos por haberme ayudarme a vivir esa experiencia inolvidable (y sobre todo por regresarme a tierra sano y salvo, ja!).

Le doy un beso a mi pareja que me estaba esperando en la plataforma de salto y rápidamente volvemos al auto para seguir viaje.


Ya no soy el mismo.


APRENDER A RECONOCER EL MIEDO



Recuerdo ese momento como uno de los mayores aprendizajes en la vida, especialmente porque fui PLENAMENTE CONSCIENTE de todo lo que pasó tanto en mi cabeza como en mi cuerpo los días previos.


Aunque de antemano sabía que el itinerario que habíamos planeado por Sudáfrica incluía pasar por ese puente, yo estaba tremendamente indeciso. Nunca en mi vida había hecho una experiencia de ese estilo y de solo pensarlo me aterraba la idea.


Lo viví como una fuerte negociación conmigo mismo: Por un lado sentía el impulso de querer tirarme por ese puente. Me atraía la idea de hacer esa experiencia y de descubrir esa sensación de saltar al vacío. Había buscado en internet y había visto que la compañía que se encargaba de operar el bungee jumping no había tenido un solo accidente desde que se había creado.


¿Cuándo voy a volver a esta ciudad en el medio de Sudáfrica? ¡No hay motivo lógico para tener miedo! Si no lo hago ahora lo más probable es que en mi vida vuelva a tener esta oportunidad, ¿La voy a dejar pasar?


Los motivos para hacerlo eran claros y entendibles. El problema es que por el otro lado sentía MUCHO MIEDO.


No era una cuestión lógica o racional. Estaba convencido que no corría riesgo, que nada me iba a pasar, que tenía más probabilidad de morir manejando en la ruta que tirándome del puente, pero aún así experimentaba una sensación física que me impedía avanzar.


Justificaba los motivos para NO hacerlo con excusas como el dinero, de tiempo y cualquier otra cosa que podía aparecer. Simplemente me imaginaba la situación y de golpe mi cuerpo empezaba a temblar.


La primer chance la dejé pasar. íbamos camino a un pueblito para pasar la noche y estuvimos a 10km del puente. Honestamente no tuve los huevos para frenar.

Pero esa noche mientras cenábamos sentía que algo no estaba bien.


No me gustaba la sensación que tenía. Me sentía un cagón. Un cobarde. Si bien para afuera justificaba la decisión poniendo la excusa que no valía la pena gastar tanta plata por solo unos segundos, en realidad para mis adentros sabía que me había dejado vencer por el miedo.


Terminamos de comer y volví a meterme en la web del lugar, volví a leer en Facebook los comentarios felices de la gente que se había tirado, y poco a poco algo en mí cambió. Sabía que a la mañana tenía mi última chance. De repente empezaron a ser más fuerte las ganas de no sentirme frustrado toda mi vida por no haberme animado a hacerlo, que el miedo a realmente lanzarme.


A la mañana siguiente me tiré al vacío desde 272 mts de altura.


SOMOS ESCLAVOS DEL MIEDO


Me encantaría poder escribir que desde ese día en adelante fui un hombre valiente en cada área de mi vida, que de ahí en adelante mi día a día fue fabuloso y que cada vez que siento miedo puedo observarlo, racionalizarlo y superarlo con facilidad. Lamento decepcionarte.


¿Cuántas cosas nos perdemos de hacer por miedo? Qué es más importante en la vida: ¿Sentirnos seguros o hacer las cosas que realmente queremos? ¿Cuál es el motor que guía nuestras decisiones?


Peleo día a día por vivir más tiempo siendo valiente que siendo cagón. Es una lucha constante. Mi vida por momentos es fabulosa y por momentos una mierda. No siempre puedo ser consciente cuando siento miedo, y cuando lo hago me cuesta horrores superarlo.


Por ejemplo: cada vez que voy a una cita todo mi cuerpo se pone en estado de alerta. Me tenso. Tiemblo. Aparecen las excusas que me hacen dudar de querer ir o no. ¿Estoy bien vestido? ¿Y si no me gusta? ¿Y si no le gusto?


El miedo es un mecanismo inconsciente de nuestra mente que sirve para protegernos de sufrir.

Cada vez que voy a postear un contenido nuevo en redes sociales donde expongo mi mundo íntimo, me lo repienso cien mil veces antes de publicar. ¿No voy a parecer un boludo? ¿Y si alguien se ofende?


Cuando estamos en un momento de transformación personal, uno de los mayores miedos que tenemos es mostrar nuestra verdadera identidad. La máscara que usamos en el pasado está rota, y nos sentimos incómodos usándola porque vemos la ficción que hay detrás. Pero al mismo nos domina el miedo de ser rechazados por las personas que más amamos: nuestra familia, nuestros amigos, nuestro entorno.


Uno de los mayores desafíos que enfrentamos como seres humanos es estar atentos cuando las decisiones que tomamos provienen del miedo. Cuando hacemos algo no porque es lo que realmente queremos, sino porque es lo que es lo que va a hacer que otras personas nos aprueben. Mi faceta de cagón existe y tiene peso. Es lo que me sale natural, y si no estoy atento todavía es la que prevalece.


En una famosa graduación Jim Carrey dió un discurso que me quedó grabado.


¨El miedo va a estar siempre en tu vida, pero tú decides por cuánto tiempo. Puedes pasar toda tu vida imaginándote fantasmas, preocupado por el camino que tendrá tu futuro, pero lo único que estará siempre es lo que pasa aquí y las decisiones que tomamos en cada momento, las cuales están basadas en amor o miedo.


Muchos de nosotros elegimos nuestro camino por miedo disfrazado de practicidad. Lo que realmente queremos parece imposible, fuera del alcance y ridículo de esperar, entonces nunca nos atrevemos a pedírselo al universo.¨

Muchos de nosotros elegimos nuestro camino por miedo disfrazado de practicidad.

En mi caso, intento elegir enfrentar los miedos aunque duela, sea incómodo aunque porque de esa forma priorizo al hombre valiente por sobre el nene cagón. No siempre lo logro, y es parte del aprendizaje. Pero tenemos que saber que detrás de todo miedo está el verdadero deseo, que el miedo es un fantasma que no tiene cuerpo. O nos gobierna el miedo basado en nuestras experiencias pasadas, o nos gobierna el deseo de perseguir nuestros sueños.


¿Será que la vida se trata de acostumbrarnos a saltar constantemente al vacío?



15 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page